La opinión de un premio Nobel siempre debe ser tenida en cuenta, aunque la economía es una ciencia donde no todos los premios Nobel opinan lo mismo, sobre todo a la hora de poner la teoría en práctica. Debe advertirse que las recetas keynesianas que Krugman recomienda son probablemente adecuadas para los Estados Unidos, con intereses reales de la deuda negativos, pero no pueden trasladarse automáticamente a otros países con elevada prima de riesgo: el mismo Krugman reconoce que Grecia e Irlanda no tenían otra opción que la de la austeridad.
Sin embargo, aunque podamos dudar de la aplicabilidad del keynesianismo en un momento o en un país concreto (en España no se podría, de manera aislada, expandir el gasto alegremente, so pena de poner al país al borde de la quiebra) lo que no se puede hacer tampoco es ir totalmente en contra de la teoría mayoritariamante aceptada, como acaba de hacer el gobierno del PP. Creo que ya es hora de cuestionarse y rectificar –eso sí, a escala europea, donde sí que sería posible– la política exclusiva de ajustes sin incentivos económicos de los gobiernos conservadores mayoritarios en Europa, ante los malos resultados que está obteniendo (previsiones de recesión para este año).
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