La libertad guiando al pueblo (Eugène Delacroix, 1830. Museo del Louvre, París)

miércoles, 9 de marzo de 2011

¿Tiene sentido abstenerse?

(Comentario sobre el artículo “¿A quién podría votar?”, de Ricardo Galli: http://gallir.wordpress.com/2011/03/05/¿a-quien-podria-votar/)

El autor de dicho artículo se presenta afirmando que no sabe cuál es su ideología. A continuación, se descuelga con una serie de ideas y propuestas que, desde luego, confirman una ideología; uno de los comentaristas lo clasifica, creo que acertadamente, como socialdemócrata. La mayor parte de sus propuestas son de sentido común, y en la mayoría estoy de acuerdo con él. Esto demuestra la proximidad entre las visiones de la izquierda socialdemócrata (la que quizá más se aproxima a las propuestas del autor) y social-liberal (la mía). Las diferencias más importantes entre ambos enfoques podrían encontrarse en que yo limitaría los impuestos y la regulación e intervención del Estado a lo imprescindible, ya que, quizá por mi experiencia personal, confío muy poco (o casi nada) en la gestión pública de las cosas. Tampoco veo claras las soluciones que propone respecto a la “cultura libre”, aunque habría que estudiarlas y valorarlas. La ley Sinde puede no ser modélica, pero creo firmemente que la propiedad intelectual debe ser respetada, y los autores deben poder decidir sobre la manera de distribuir sus obras. De lo contrario, al final la cultura se empobrecería, pues los buenos autores no tendrían incentivos para dedicarse profesionalmente a crear y a publicar; no pueden ser todos aficionados.

Pero, desde luego, lo que no comparto en absoluto es su propuesta de “no les votes”. Para mí, es más importante el voto ideológico, por encima de los aciertos o desaciertos de cada partido en concreto. Y ello por dos razones: porque entre algo que me satisface a medias y algo que me produce rechazo, la opción está clara; y en segundo lugar, porque para mí es más importante el fortalecimiento y la unidad de la izquierda a largo plazo que el objetivo cortoplacista de castigar a un partido o a unos partidos concretos. Desde luego, cada uno de nosotros tiene sus ideas particulares sobre cada tema en concreto, ideas que es prácticamente imposible que coincidan exactamente con las de ninguna otra persona. Por tanto, es imposible que estemos totalmente de acuerdo con las propuestas, con la actuación o con los líderes de ningún partido. Y si para poder votar requerimos esa especie de acuerdo total, cada uno de nosotros tendría que fundar su propio partido y votarse a sí mismo. Para los que tenemos una ideología y unos valores claros en la izquierda, abstenerse sería tan absurdo como que un aficionado de un equipo cualquiera se pusiese a animar al equipo contrario sólo porque no está de acuerdo con la alineación o con el sistema de juego que propone el entrenador; creo que cada uno debe buscar la opción que más se aproxime a su opción ideológica o que sea mayoritario dentro de dicha opción. Porque la abstención, o incluso un voto a un partido sin posibilidades de obtener representación, significa algo parecido a pasarse al equipo contrario: significa darle el voto a la opción ideológica opuesta. Y, podéis estar seguros, los de la derecha no se abstendrán.

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